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Mucho se ha dicho ya sobre las pruebas PISA. El colombiano promedio sabe que al país le fue mal y que comparado con países Asiáticos el sistema educativo es de los peores en Latinoamérica. Siendo optimistas un par de personas sabrán que en la lista de puestos emitidos por PISA Colombia ocupó el lugar 65; pero a la hora de la verdad si se les preguntara en qué consisten las renombradas pruebas o sí quiera que son, la respuesta de la mayoría acabaría limitandose a un silencio incomodo o a una risa floja.
Según estas pruebas el desempeño de nuestros estudiantes en ciencia, lectura y matemáticas es menos que deficiente, se diría que lamentable, además de contar con dificultades tradicionales como una infraestructura precaria y estímulos salariales para los docentes.
En una conferencia que se realizó el pasado 25 de abril del presente año en la Universidad Jorge Tadeo Lozano, Andreas Schleicher Coordinador Internacional de PISA y Asesor de Política Educativa para el Secretario General de la OCDE, analizó los resultados de Colombia en las pruebas Pisa y afirmó que la excelencia en la educación es otro reto para Colombia y que así mismo está en el grupo de países que se mueve más rápido.
También dijo que una de las fallas que tienen los estudiantes y que representa una falencia en el modelo de educación es la repetición de años. Scheicher afirmó que:
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El efecto al final es que no lleva al cambio, el resultado es indiscutiblemente negativo.
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Reduce los incentivos para la educación.
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Representa un costo social muy alto repetir un año en Colombia.
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Por último la ‘repetición de años’ no existe en los países de alto desempeño en el mundo.
Lo que aquí se pone en manifiesto no es un estudio a profundidad de las pruebas PISA, sus métodos de aplicación o los países mejor posicionados. Podría criticarse el dejar de lado los países que lideran la lista de posiciones pero el principal argumento para hacerlo es este; sea que tuvieran o no un mejor puntaje, es un hecho que ninguna cultura, nación o país se desarrolla a la misma velocidad y en el mismo nivel que otra.
Cualquier intento de símil con una misma meta de desarrollo haría que un tema tan delicado, subjetivo y vital como la educación se comparara con el proceso industrial para crear máquinas de una misma calidad y con un mismo estándar, para fabricar productos cuya forma sea idéntica y su contenido exactamente igual.
Así mismo, los diferentes contextos culturales en los que se desarrollan los jóvenes repercuten directa o indirectamente en su educación; no hay punto de comparación a la hora de cotejar la disciplina que han manejado los asiáticos a lo largo de los siglos en todas las artes en las que se han desempeñado con las diferentes conquistas, cambios de cultura y sociales que han tenido lugar en américa latina.
Colombia es un país que sí bien no actúa en pro de una educación de calidad, al menos intenta que la educación pueda cobijar a un índice mayor de jóvenes de los que ya la tienen, a la vez de mitigar el trabajo infantil y las deserciones.
Lo que aquí se pretende es que, desde las perspectivas tanto de expertos en el tema como de profesionales en formación, puedan darse diferentes definiciones y estrategias para aprovechar la situación y mejorarla en un futuro.
Así, el colombiano promedio podrá saber un poco más en relación a las pruebas, puede decirse que una información algo más real que viene de los directamente implicados, de manera tal que al final se pueda entender más a fondo el fenómeno PISA y ver si más allá de la comparación con otros, el país y sus integrantes proponen una solución a nivel educativo, siempre teniendo en cuenta los contextos en los que se mueve el país y su meta de desarrollo, no la de otros.
El informe de las pruebas Pisa dado a conocer el primero de abril de 2014 reveló que Colombia tuvo un desempeño deficiente. En esta prueba se evaluó la habilidad para resolver problemas cotidianos de jóvenes escogidos al azar en 65 países que quisieron aplicársela.
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